Carta abierta sobre los desplazados de Ituango, de Tarazá y Valdivia
Señores potenciales lectores
Amigos, conocidos, Colonia de Ituango, ciudadanos
Reciban un caluroso saludo. Aislados e insensibles no podemos hacer nada ni ayudar ni ser solidarios. He conversado con el Padre Hugo Alberto Torres, con quien visitamos el Paramillo. Él ahora es el Párroco de Valdivia, pero el fin de semana pasado estuvo de visita en Ituango para atender esta situación crónica. ¿Qué encontró?, lo previsible: en los albergues, hacinados, allí están los mismos campesinos que nosostros encontramos el año pasado, los de La Canturrona y de San Pablo, sí los que aparecen en las fotos. No pensábamos que estuvieran ellos, porque las noticias hablaban de otros de un lugar alejado.
Las noticias hablan de Tarazá y de unos desplazados que salieron a Ituango, por el Cañón de San Agustín (Por donde fluye el Río Tarazá, navegable en su último tramo). Del Cañón de San Agustín se sale al Alto de Monos y por allí, a Santa Lucía y a Quebrada del medio. Pero por aquí y por el camino de las Arañas, también vienen huyendo los del Río Sucio. Por lo menos que para esto sirva la crónica, ya es un logro, para que desde lejos reconozcamos la geografía. Todo esto hace parte del Nudo de Paramillo; es toda la misma gente, que uno se encuentra dispersa, cuando salen despavoridos, porque no salen a pasear, en Montelíbano, en Ituango, en Peque, en Dabeiba.
Si ustedes han llegado hasta el final de la Crónica de Ituango, allí hay una carta firmada por: Felicia, Alba, Yorladis. Ellas, que tienen 11, 12 años, eran las mejores lectoras, las líderes, estuvieron disponibles para intervenir en las eucaristías y para facilitarnos todo en los talleres y juegos. Afortunadamente, me dijo el Padre, que el Maestro también se había venido con ellos y no han perdido clase. Pero, a nosotros que estuvimos con ellas, que los conocimos de cerca, que vimos sus casas y sus montes, que no nos vengan a decir que ellos son unos subversivos, unos guerrilleros, unos forajidos. No Señor, por ningún motivo. Estas niñas tienen nombre y cara y merecen mucho respeto.
Señores potenciales lectores
Amigos, conocidos, Colonia de Ituango, ciudadanos
Reciban un caluroso saludo. Aislados e insensibles no podemos hacer nada ni ayudar ni ser solidarios. He conversado con el Padre Hugo Alberto Torres, con quien visitamos el Paramillo. Él ahora es el Párroco de Valdivia, pero el fin de semana pasado estuvo de visita en Ituango para atender esta situación crónica. ¿Qué encontró?, lo previsible: en los albergues, hacinados, allí están los mismos campesinos que nosostros encontramos el año pasado, los de La Canturrona y de San Pablo, sí los que aparecen en las fotos. No pensábamos que estuvieran ellos, porque las noticias hablaban de otros de un lugar alejado.
Las noticias hablan de Tarazá y de unos desplazados que salieron a Ituango, por el Cañón de San Agustín (Por donde fluye el Río Tarazá, navegable en su último tramo). Del Cañón de San Agustín se sale al Alto de Monos y por allí, a Santa Lucía y a Quebrada del medio. Pero por aquí y por el camino de las Arañas, también vienen huyendo los del Río Sucio. Por lo menos que para esto sirva la crónica, ya es un logro, para que desde lejos reconozcamos la geografía. Todo esto hace parte del Nudo de Paramillo; es toda la misma gente, que uno se encuentra dispersa, cuando salen despavoridos, porque no salen a pasear, en Montelíbano, en Ituango, en Peque, en Dabeiba.
Si ustedes han llegado hasta el final de la Crónica de Ituango, allí hay una carta firmada por: Felicia, Alba, Yorladis. Ellas, que tienen 11, 12 años, eran las mejores lectoras, las líderes, estuvieron disponibles para intervenir en las eucaristías y para facilitarnos todo en los talleres y juegos. Afortunadamente, me dijo el Padre, que el Maestro también se había venido con ellos y no han perdido clase. Pero, a nosotros que estuvimos con ellas, que los conocimos de cerca, que vimos sus casas y sus montes, que no nos vengan a decir que ellos son unos subversivos, unos guerrilleros, unos forajidos. No Señor, por ningún motivo. Estas niñas tienen nombre y cara y merecen mucho respeto.
Uno se conduele, quisiera mandarles de todo. Pero, qué pena tener que decirlo, lo que menos falta les hace es asistencialismo, migajas, 'platica', diminutivos y lástima.
Primero, sí, el gobierno, el Gobernador, los Alcaldes, tienen que hacer su trabajo institucional; cumplir los objetivos de 'la seguridad democrática', salir a decir que en Tarazá, en Valdivia, en Ituango, unos terroristas, unos raspachines, bloquearon la vía troncal, salieron nuevamente a poner problema.
Segundo, los medios de comunicación creen tener su versión, y que están haciendo servicios sociales, con mandar un corresponsal tres días, a aguantar calor y a conseguir 'la nota' , de medio minuto, con ruido y humo, con efectos, y a repetir lo que dicen los primeros, los que deciden quién es bueno y quién es malo.
Pero esto no es tan simple. El problema no está en las cabeceras municipales, ni en las pantallas; está a días de camino, por barrizales. No es cierto que haya cocales hasta en los techos, hay parcelas aisladas. Lo otro, hay tierra y fértil, magnífica, y pueden sembrar. Allá no les falta la comida. Pero también corren riesgos, pierden sus cosechas, están amenazados; y cada día son más pobres. Son mendigos que piden con un cuenco de oro en sus manos, como dice el adagio chino. No les justifica producir nada para el mercado, porque todo queda lejos, no les paga cargar los productos y sacarlos para que les paguen miserias por éstos.
Además, allá no existe el Estado: las escuelas son covertizos; no hay un dolex, ni un suero antiofídico, no hay ninguna seguridad, no hay leyes ni ciudadanía (la gente no tiene ni cédula). En doce días de camino vimos una sola tienda, surtida con Pony maltas, cervezas, trago.
Esto no se arregla en una mesa de negociación con promesas ni a bala ni a miedo. Es un problema público, de todo el departamento y de todo el país. No esperen a que Yorladis y sus amigas les pidan plata en un semáforo.
Hay que actuar ya, hay que descreer de los medios; hay que informarse; hay que ser críticos con el gobierno. Hay que estudiar geografía e historia.
Entonces, es el momento de pensar en proyectos productivos de largo alcance, en comercialización, en desarrollo sostenible, en condiciones de libertad, en subsidios para las siembras; en reservas ecológicas, en turismo; en el agua; en todo. Esto es más complejo de lo que ustedes creen. Perdonen que les haya distraido un momento; yo estoy en una oficina, lejos de estos desplazados, y no me puedo cruzar de brazos, no puedo cerrar los ojos, no me puedo quedar tranquilo. Esto me toca a mí, no son otros desplazados, de ésos que ya nos tienen acostumbrados y que, para no verlos, cambiamos de canal.
Muchas gracias.
Andrés Calle Noreña
Andrés Calle Noreña
1 comentario:
Que buena cronica, lo felicito, me toco el alma, bastante ecuanime y objetiva. Que bueno que todos tomaramos conciencia de que este es problema en el que todos los colombianos de bien debemos tratar de cooperar para que estas personas pobres pero dignas de tener una vida mejor, puedan tener otras opciones de vida sin tener que salir de sus tierras.
Luz mariela López Nohava
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